Simon Rolfes, experiencia teutónica
enero 8, 2012De maduración lenta. Suele ser un proceso natural entre los centrocampistas, especialmente en aquellos que por su juego y posición cargan en sus espaldas el juego de sus equipos. A sus ‘casi’ 30 años Simón Rolfes se ha convertido en el alma y el guía de un Bayer Leverkusen que aún mira con añoranza los tiempos del mejor Ballack – ahora una pieza secundaria – y de la derrota en la final de Champions ante el Real Madrid del ‘maestro’ Zinedine Zidane.
Ahora el equipo alemán se ha recompuesto. Ha encontrado en figuras emergentes como Schurler o Sam el mejor empuje para la guía de Simon Rolfes, un centrocampista que en las últimas temporadas ha sabido llevar al equipo teutón a las cotas que hace unos años eran impensables. Llegó en 2005 al equipo de la Aspirina después de una trayectoria discreta que, eso sí arrancó con fuerza en el Werder Bremen.
Secundario de lujo para el pivote defensivo de la Mannschaft – donde tanto Khedira como el polivalente Schwensteiger le cortan el paso – Rolfes destaca por su disposición táctica para ocupar cualquier puesto en el centro del campo, especialemente como pivote defensivo, ya sea en solitario o con escudero.
Enérgico, intenso, sin ser un ‘box to box’ como gusta decir ahora a los centrocampistas llegadores, dispone de un buen disparo desde la frontal, si bien sus números de cara al marco rival nunca serán espectaculares. Su capacidad de hacerse indiscutible se ha forjado bajo la sombra de un Michael Ballack cuyo fútbol poco o nada se parece al que despertó la admiración de toda Europa, sin embargo su figura sigue pesando en exceso en las filas del equipo de la aspirina. Resistente y físico, Rolfes sigue la estela de los tradicionales ‘6’, habituados tanto a crear como a destruir. Esa extirpe que tanto gusta pero que perdió fuelle a inicios del 2000 con la irrupción de los Makelele, Essien o Diarra, entre otros, y cuando el mundo del fútbol quiso pensar que sólo el músculo puede soportar un centro del campo. Anticipador y con la visión suficiente como para manejar el primer escalón en la salida del balón, lo cierto es que cuesta pensar que este futbolista haya pasado su trayectoria de una manera más o menos desapercibida a los ojos de equipos que han apostado por otros futbolistas cuya capacidad está a años luz del capitán del Bayer.