Killzone Shadow Fall… La sombra de una gran saga. No se puede vivir únicamente del nombre
marzo 5, 2016Después de cinco capítulos disfrutados -PSP incluído- puedo valorar sin duda que Killzone Shadow Fall es el peor capítulo de una saga que arrancó en Playstation 2 con grandes posibilidades pero que ha ido perdiendo fuelle. Pudo ser una gran saga capaz de competir de tú a tú con Halo. Guerrilla lo tuvo en sus manos con un producto que arrancaba como un shoter fresco y con un argumento sólido y elaborado. Pero cuando pretendes vivir de lo que pudiste ser acabas fracasando. Y Killzone Shadow Fall es un fracaso de juego si tenemos en cuenta de dónde viene.
El argumento rompe con todo lo anterior y nos sitúa 30 años después de Killzone 3. Sorprendentemente nos encontramos con que la destrucción de Helghan ha llevado a los helghast a buscar refugio en Vekta, lo que genera una especie de guerra fría con los vektans. Un punto de partida un poco ridículo teniendo en cuenta lo ocurrido en los pasados tres capítulos. La historia nos pone a los mandos de Lukas Kellan, que se alistará en los shadow marshall, protagonistas en una lucha fría contra los helghast en la que ni los buenos son tan buenos ni los malos tan malos y donde pretende ponerse en valor la ética de lo que debe llegar a hacerse por defender a tu pueblo.
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Sin embargo, la historia no llega a calar. Quizás porque el tratamiento argumental de los pasados episodios estaba mucho más trabajado que un ‘último’ capítulo que empieza y acaba sin aportar nada a la historia. Visto con prespectiva, no aporta nada. Visto a futuro, tampoco.
Killzone supo construir un universo helghast agónico, opresor, decadente, industrial, oscuro, exclavista… De ello no queda nada. Ni en lo sensorial ni en lo visual. Shadow Fall no es reconocible respecto a lo visto anteriormente. Además, en lo que se refiere a la calidad gráfica se queda muy lejos de lo que incluso ya pudo verse en las últimas entregas de Playstation 3 con Call of Duty. A estas alturas que el escenario no sea destruible es poco menos que un atraso.
Y todo ello con un elenco de personajes flojos, sin carisma y en el que no se saca provecho ni a la Lady Hera Visari, hija de Scolar Visari, Jorhan Stahl, antagonista principal en Killzone 3, superviviente final en dicha entrega y cuya figura se desaprovecha como una especie de cameo mal ejecutado.
Inclusive poco o nada queda del arranque vertiginoso que nos proponía Killzone en una primera entrega en la que nos ponía frente a un enemigo implacable, con una personalidad profunda y muy definida desde un video introductorio descomunal para la época de manos de Scolar Visari y que ha quedado diluido en esta entrega. No queda nada de la violenta y oscura personalidad con la que se nos presentaba a los helghast y la implacable voracidad de sus dirigentes.
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Queríamos más y lo tuvimos en una segunda entrega –Killzone 2– que nos llevaba, para deleite de todos, a Helghan en una invasión que nos permitía continuar con la trama argumental de Killzone 1 y que nos descubría algo más de los helghast en una invasión que arrancó no sin polémica por el retraso en la producción del juego. Pero mereció la pena.
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Y para cerrar la línea argumental Killzone 3 nos puso ante una entrega épica de supervivencia, de conspiraciones militares, de supervivencia, capaz de mantener la tensión y el dramatismo que vimos en anteriores entregas de la franquicia y que subía el listón gráfico en un videojuego cuyo cierre dejaba las puertas abiertas a una continuación que no ha sabido enganchar con la historia más allá de la simple mención de personajes como Visari o Stahl.
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